Reminiscencias de la Revolución Mexicana
En el marco del aniversario de la Revolución Mexicana, no se puede dejar de recordar a “Las Adelitas”, aquellas mujeres que desarrollaron el rol de soldaderas, enfermeras, espías y coronelas; vestidas con
sus faldones largos y el pecho cruzado por carrilleras de balas y armadas con rifles.
En su vestimenta predominaban las blusas con escarolas en los puños y los rebozos, mientras que el cabello generalmente lo recogían en trenzas o cubrían con un sombrero.
Así se vestían durante la época revolucionaria en México, alrededor de 1900, y más de un siglo después las pasarelas retoman detalles de la ropa que evoca a aquellas valientes mujeres y los hacen parte de
la moda actual.
Colores vibrantes, cinturones, paliacates, rebozos y faldones con reminiscencias de un pasado que no se olvida, que sigue celebrándose y que los grandes diseñadores han puesto en boga en todo el mundo
como es el caso de Armando Mafud, Lydia Lavín y Pineda Covalín.
El año de 1910 es, sin duda, el acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México.
Esta época marcó un parteaguas en la participación de la mujer en la sociedad de nuestro país, ya que también pelearon por la igualdad de sus derechos y su libertad.
Sin embargo, las mujeres que fueron parte de los contingentes militares de grupos revolucionarios también se distinguieron por su vestimenta, impusieron un estilo que con el tiempo ha trascendido más allá
de las fronteras y se adapta a las clases sociales más altas.
LAS CLASES SOCIALES
El estrato económico al que pertenecían las familias en aquella época se reflejaba en su forma de vestir.
La ropa típica en los tiempos de la Revolución fue el traje de charro, que en México se convirtió en vestimenta nacional, y el personaje histórico más representativo de éste fue el general Emiliano
Zapata.
El traje de faena que el patrón y los varones de su familia utilizaban eran más lujosos y en ocasiones con colores distintos. Los charros más ricos, generalmente criollos, vestían de lana con ornamentos
en plata y los más modestos adornaban sus trajes con grecas de gamuza. Por otra parte, los peones se conformaban con manta de algodón y huaraches como calzado en lugar de botas.
Las principales creadoras de esta vestimenta del vaquero mexicano y del caporal han sido las mujeres del campo, quienes con gran habilidad e ingenio echaban mano de materiales menos lujosos que los de los
patrones de sus maridos e hijos para confeccionarles prendas tanto
resistentes como hermosas.
Por su parte, los “chinacos” usaban un sombrero plano parecido al andaluz. Calzón de manta largo cubierto por otro pantalón abierto de los lados exteriores, los cuales eran abrochados por una botonadura
que dio lugar a la que posteriormente han usado los
charros, mismos que en aquel entonces tenían una indumentaria similar a la del “chinaco”, pero más ostentosa.
EL TRAJE DE CHARRO
Con la Revolución Mexicana esta vestimenta se “democratizó” y pasó a ser el atuendo nacional.
El traje de charro reglamentado, que puede ser de faena o de gala, debe ser confeccionado con lana, gamuza o la combinación de ambos materiales. Consta de pantalón, chaquetilla, camisa (en ocasiones
chaleco), botines y corbata de rebozo.
Los colores permitidos son toda la gama de café, azul oscuro, marrón gris y verde seco, los cuales contrastan con las “grecas” o calados y las botonaduras. También se utiliza el rojo oscuro mezclado con
negro únicamente en el pantalón de caporal y en los complementos de la montura. Colores como el blanco o el rosa están proscritos.
Los botines deben ser del color del cueraje de la silla, es decir miel, café o bayo. El traje negro es solamente para bodas o funerales y es el único que debe llevar botines negros.
La camisa, que puede ser “pachuqueña” o de “cuello doblado” dando preferencia al blanco y al color hueso.
El famoso sombrero está hecho de fieltro de lana, de pelo de liebre o de paja de trigo y es una auténtica protección para el brillante sol de México y para la caída desde el lomo de un caballo. Por eso el
verdadero sombrero de charro es de ala ancha, levantado de la parte posterior; lleva en la copa cuatro “pedradas” que le dan resistencia en caso de impacto. Para ese último caso es mejor el sombrero hecho
de palma, que es más sólido sin ser demasiado pesado.
LA INFLUENCIA FRANCESA
Este estilo era inevitable en esa época para la élite, ya que utilizaban telas de seda, satines, encaje y terciopelos para crear sus elegantes vestidos que la distinguían de las clases menos favorecidas.
Los poderosos y la clase media vestían la levita, un saco negro que les llegaba casi hasta las rodillas, realizado en paño y con solapas de seda; frac, esmoquin y sacos en tweed, mientras que los
indígenas y campesinos portaban camisa y pantalón de manta blanca.
Complemento obligado era el sombrero, que debía ser, según el caso, de copa, bombín o cannotier.
A partir de 1887, las autoridades se fijaron la meta de “pantalonizar” a los indios y mestizos que hasta entonces se habían ataviado con un simple calzón de manta.
También podrían llevar sombrero de ala ancha, paliacate y sarape de colores, así como chaquetín o chaparreras de gamuza.
¿Quiénes fueron Las Adelitas?
Se conoce como “Adelitas” o ‘soldaderas’ a las mujeres que participaron en La Revolución Mexicana, en los contingentes militares de los distintos grupos revolucionarios.
Existen dos versiones de quien inspiró el corrido popular llamado “Adelita”.
La primera es Adela Velarde Pérez, enfermera oriunda de Ciudad Juárez, de quien se dice fue la inspiradora. Ella dio alojo a Benito Juárez en su exilio en Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez.
En 1914, Adelita atendió al soldado herido Antonio del Río Armenta, quien le compuso el famoso corrido. Al concluir la lucha armada, Adela Velarde Pérez, perfectamente identificada, recibió años después
un homenaje como veterana de guerra.
La segunda versión señala que se inspiró en Altagracia Martínez, perteneciente a la clase alta en la Ciudad de México. Simpatizante de la Revolución se une a la misma, siendo bautizada con el nombre de
Adelita por el general Pancho Villa y el general Rodolfo Fierro. También es conocida como Marieta Martínez. Al parecer fue asesinada por mandato de Pascual Orozco.
CUESTION DE ESTILO
EMILIANO ZAPATA
Natural y sencillo, él portaba el traje de charro. Sus accesorios: sombrero y paliacate de seda. Su vestimenta consistía en camisas, chaquetas cortas y pantalones apretados de corte mexicano con botones
de plata.
Se dice que PANCHO VILLA era vanidoso y cuidaba su imagen. Usaba buena ropa de procedencia norteamericana. Entre sus prendas clásicas se encontraban las camisas de cuello, suéteres y chalecos. Optaba también por el traje charro, uniforme militar y botas altas o botines. Cambiaba el sombrero constantemente, de charro, moscovita militar y saracof.